El Regimiento Francés

D
urante la última etapa del reino de Jerusalén, el Regimiento Francés ocupó un lugar preeminente junto con las órdenes militares. Se estableció primero en Jaffa y luego en Acre. También tenía una gran dosis de independencia: la Corona de Francia los financiaba. Y estos caballeros del Rey estuvieron presentes hasta el final.

 

Origen y Mantenimiento

 
San Luis de Francia, luego de ser liberado, inicia un programa para fortalecer el reino: reconstruye el castillo marítimo de Sidón, vuelve a fortificar Cesarea, Jaffa y ayuda con los muros de Acre. En esta tarea se calcula que gastó 90 mil libras de plata, cuando los ingresos anuales de la Corona eran equivalentes a 250 mil libra de plata.

Luego, al enterarse de la noticia de la muerte de la Regente de Francia, la magnífica Blanca de Castilla, decide volver. Pero deja un batallón de cien caballeros y otros tantos soldados bajo el mando de su escudero: Godofredo de Sergines, el primer líder del Regimiento.

Gracias a estos compañeros de Luis IX nacería un batallón que tuvo un compromiso militar con el Reino de Jerusalén, una labor extraordinariamente pesada.

La forma de financiar los gastos militares era, dentro de todo, sencillo: ellos pedían créditos y luego la Corona los pagaba allá en Francia. El sueldo anual de un caballero eran 90 libras tornesas de plata. Si eran 100 caballeros, el costo era equivalente a unas 10 mil libras tornesas al año, por lo menos; y Godofredo de Sergines más de una vez tuvo que pedir prestado para saldar las deudas. Descontamos a los sargentos montados y ballesteros que solían ser parte de este batallón.
Es el Regimiento, y no Juan de Jaffa, quien recibe el dinero otorgado por Urbano IV en julio de 1264 para reparar los muros de aquella ciudad; al parecer, temían que el Conde de Jaffa malversara el dinero y lo usara para pagar sus propias deudas. Temores infundados, sabemos muy bien que ningún Ibelin jamás malversó dinero…

Y con el tiempo adquirieron privilegios, por ejemplo: tenían un altar portátil para poder celebrar misa durante las campañas. También, en los últimos años del Reino, se mantenían en contacto con el Papa y le explicaban la situación.

 

Comandantes

 
El primer líder fue Godofredo de Sergines 1254-1269 (+), después el puesto va rotando entre diferentes caballeros principales: Oliverio de Termes, presente desde1264, ausente desde1268-1272, y vuelve desde 1272-1274 (+); Juan de Grailly, líder desde 1272-1274; Guillermo de Rosellón, 1275-1276 (+); Milo de Haifa, 1277(+).Desde la muerte de Milo es Juan de Grailly, también Senescal del Reino, quien vuelve a comandarlo.

Algo “engañoso” dentro del papel de líder del Regimiento Francés es una peculiaridad: el nombramiento solía ir acompañado del título “Senescal del Reino”. Hubo un par de excepciones: Roberto de Crésèques, quien muere en batalla en 1269; luego Odo de Poilechien, nombrado Senescal por Roger de San Severino, un hombre de Carlos de Anjou y Baile del Reino; luego Odo tomará su lugar como Baile.

También hubo personajes relevantes que si bien no llegaron a ser los líderes indiscutidos, cumplieron papeles importantes: Erard de Saint Valery, por ejemplo, fue clave en la victoria de Tagliacozzo y sin sus directivas Carlos de Anjou no podría haber vencido.

 

Expediciones militares y participación política dentro del Reino

 
Las primeras misiones desplegadas por este Regimiento son bajo las órdenes del mismísimo Luis IX y, a su lado, Jean de Joinville. Las crónicas de Joinville son extremadamente amenas e interesantes: explican al detalle cómo se tenían que manejar las negociaciones y diferentes expediciones militares; incluso ideó el método para trucar el peso del rescate y pagar menos, idea que Luis IX rechazó enérgicamente.

Podría decirse que uno de los primeros capitanes fue el mismo Jean de Joinville, que nos cuenta sus andadas por Acre, Jaffa y otras ciudades de Tierra Santa.

El siguiente comandante fue el escudero del rey: Godofredo de Sergines, Senescal del Reino e incluso llegó a ser Regente. En invierno de 1255 tuvo que repeler un asalto a Jaffa y luego llevó a cabo una exitosa razzia en el área. En el año 1263 las crónicas dicen que fue herido durante una razzia contra Acre; al año siguiente, 1264, estuvo presente en una razzia en Ascalón.

En 1265 aparece Oliverio de Termes como líder en las operaciones militares. Tal vez Godofredo tenía un rol más importante en el Reino que le impedía salir al campo de batalla. Jean de Joinville menciona a Oliverio en sus Memorias cuando estuvo en Tierra Santa; y respecto de quién era, dicen que estaba “purgando” su oscuro pasado por haberse resistido a la Corona durante la Guerra en el Languedoc. Ese mismo año se suman los condes de Nevers, Nanteuil y Erard de Saint Valery, quienes participaron de la razzia en Bethsan.

En 1266 sufrieron bajas durante una emboscada montada por los musulmanes en la llanura de Acre.

Durante los años de transición de la Corona del Reino, que oscila entre Conradino y los reyes de Chipre, Godofredo asume la Regencia o, en su defecto, es nombrado Lugarteniente del Regente, Hugo de Antioquía-Lusignan. En el año 1269 Godofredo de Sergines muere y la cabeza del Regimiento pasa a ser Juan de Grailly, que viene con el príncipe Eduardo de Inglaterra.

Llegan refuerzos durante esa época: Giles de Sanci trae 400 ballesteros; Pedro de Aminnes, 300 ballesteros; Oliverio de Termes, 25 caballeros y 100 arqueros.

En 1275 Guillermo de Rosellón trae 40 caballeros, 60 sargentos montados y 400 ballesteros.

En 1277 Roger de San Severino llega como Baile del Reino de Jerusalén; él fue nombrado por Carlos de Anjou, que le había comprado los derechos a la Corona de María de Antioquía. El nuevo rey de Sicilia, Carlos de Anjou, era el rival de Hugo de Chipre, que también pretendía ser rey de Jerusalén.

Y en 1286, por primera y única vez en la historia, el Regimiento toma una posición política: se encastillan en Acre y no quieren cederle la ciudadela a Enrique II de Chipre. Odo de Poilechien, el Baile que remplazó a Roger de San Severino, se los ganó gracias a que la Corona de Sicilia y la de Francia pertenecían a la misma familia, estaban en la misma empresa juntas. Luego de que las órdenes militares toman el papel de mediadoras, el Regimiento entrega la ciudadela y nunca más vuelve a tener ningún problema de índole político.

Juan de Grailly, líder del Regimiento, es nombrado Senescal del Reino en el año de 1288. Al año siguiente, en 1289, está presente durante la caída de Trípoli: la conquista mameluca terminó con brutales matanzas. Todas las ciudades que cayeron durante los últimos cincuenta años del Reino tuvieron la misma triste suerte.

Durante el asedio de Acre, en 1291, les fue designado el papel de proteger la “Torre del Legado”, en el Sureste; fueron apoyados por Otón de Grandson y las tropas inglesas enviadas por Eduardo I. La torre fue duramente atacada, tuvieron varios muertos y heridos; Juan de Grailly, muy malherido, alcanzó a llegar al puerto; y el Regimiento, al no poder contener la marea mameluca, se retiró con los ingleses encabezados por Grandson.

 

Conclusión

 
Nunca fueron una orden militar, pero tampoco estuvieron tan lejos: tenían disciplina, métodos regulares; disponían de hombres y dinero metálico. Pero no cumplían votos, no eran monjes-guerreros ni nada por el estilo. Y contaban con algunas ventajas: tenían las manos libres porque el dinero venía de Francia; sólo se involucraron en 1286 por influencia de Carlos de Anjou. Vale aclarar que la Corona Francesa tenía mucha influencia: pesó en la elección del Gran Maestre del Temple, Guillermo de Beaujeu. Y el rey Felipe, cuando quería, podía ser muy… persuasivo.

Los líderes del Regimiento tuvieron un notable papel político: Senescales, Regentes y Administradores del Reino. Algo muchísimo más significativo, además de su probidad en sus oficios, es el aporte a la unidad y paz; los templarios y los venecianos fueron factores de discordia y llegaron a causar gravísimas querellas. La Guerra de Saint Sabas es una disputa de venecianos y genoveses que se traslada a todos los campos, incluyendo a las órdenes militares y los diferentes miembros de la familia Ibelin que también deben tomar partido. Sin embardo, durante todo ese tiempo, el Regimiento jamás se inmiscuye en esas reyertas.

Creo que tienen una significancia muy especial. Durante los primeros cien años, el ejército del Reino, y la caballería especialmente, era un arma ofensiva; luego de Hattin, defensiva. Era muy agradable que el Reino ganara batallas e incursiones militares; después, asumir su defensa en las difíciles épocas de la segunda mitad del siglo XIII, frente a un enemigo unificado y sumamente militarizado como era el Reino de Egipto y Damasco bajo el régimen mameluco…

La mejor analogía para esta dicotomía entre ofensiva-defensiva la he encontrado en los Denver Broncos de la temporada 2014-15. Después de perder el Superbowl, la super-ofensiva encabezada por Peyton Manning tiene un espejo en la defensiva encabezada por TJ Ward, Ware, Von Miller, Talib y otros más. Esta defensiva, cuando la ofensiva del legendario Manning no funciona, se encarga de mantener el resultado hasta que puedan anotar puntos. Y es impresionante lo que ha logrado esta defensiva. Es un trabajo pesado, no luce como sí lo hace la ofensiva con Emmanuel Sanders o cualquiera de los dos Thomas, Demarius y Julius. Pero es un trabajo vital para muchas victorias de los Broncos. Ni hablar de la cantidad de ofensivas que han detenido…

Bueno, esa fuera la pesada tarea del Regimiento Francés: la defensiva. Y él existió gracias a la iniciativa del gran Luis IX: “detrás de un gran rey hay un gran regimiento”.



Back to Top