Reinaldo de Chatillon

M
ucho se ha hablado del príncipe de Antioquía y luego señor de Transjordania. Nació en el año 1125 en Chatillon-sur-Loire, miembro de una buena familia (venida a menos) que viaja a Tierra Santa, como muchos segundones, en orden a obtener un principado.

En Tierra Santa, la princesa de Antioquía lo elige a él. Las mujeres podían elegir entre los diferentes candidatos que se le presentaban, vale aclarar. Y su paso como príncipe-consorte de Antioquía fue un poco… accidentado. Un encontronazo con el Patriarca de Antioquía, saquea la vulnerable isla de Chipre (territorio bizantino) y en una razia contra los musulmanes, cae prisionero… ¡por quince años!

Recién en junio de 1176 se lo vuelve a ver a Reinaldo en el reino de Jerusalén. Sus buenas relaciones con el Imperio Bizantino se ven restablecidas gracias al casamiento de María de Antioquía con Manuel Comneno. Incluso ese mismo año muere su hijo Felipe, medio hermano de Bohemundo III de Antioquía, en la durísima batalla de Miriocéfalo. El 17 de septiembre de 1176 las tropas bizantinas son destrozadas por los turcos en un estrecho desfiladero.

Tuvo que llevar a cabo una misión diplomática en Bizancio, y es preciso decir: con gran éxito. Entonces se casa con la viuda del difunto Senescal Milo de Plancy, el primer regente durante la minoridad de Balduino IV. Su propia regencia del Reino de Jerusalén fue aprobada por todos, incluso sus críticos, y cuando dejó de serlo, pasó a ser uno de los principales comandantes del Reino de Jerusalén.

En la batalla de Montgisard su papel fue clave. Saladino había dejado su bagaje en un campamento erigido en Al-Arish, al sur de Ascalón y en aquella ciudad estaba encastillado el rey. Saladino sigue su camino y  saquea los alrededores de Jerusalén. Por otra parte, el rey Balduino se quedó a espaldas del sultán con 600 caballeros que no le alcanzaban para dar batalla al impresionante ejército musulmán; se le unieron 80 caballeros templarios de Gaza y elevaron el estandarte para reclutar a todos los soldados posibles. En Montgisard le dieron alcance a Saladino que, sorprendido, apenas pudo escapar gracias a los mamelucos. El comandante militar que estuvo todo el tiempo al lado del rey leproso fue Reinaldo de Chatillon. Pasarían 10 años, aproximadamente, para que Saladino se atreva a presentar batalla en campo abierto al ejército del Reino de Jerusalén.

Su papel como miembro destacado de la corte no sólo se refleja en el campo de batalla, también en las cartas expedidas por el rey, donde figuraba como primer testigo en la lista y fue así hasta el año 1180. Lejos de ser un “maverickrobber”, los contemporáneos del Islam lo veían como una verdadera amenaza militar. Y en el intento de Saladino de unir al sultanato Damasco con el de Egipto para lanzarlos juntos contra Jerusalén, la posición geográfica y estratégica de Reinaldo lo convertían al señor de Transjordania en la “punta de la lanza” contra las ambiciones del líder musulmán.

Una de las expediciones que lo hizo más famoso fue su ataque marítimo al mar Rojo, lanzado en diciembre de 1182. Reunió una flota de 5 barcos y los transportó (desarmados) con camellos a lo largo del desierto hasta las orillas del mar. Contrató 300 mercenarios para la expedición, ya que él tenía sus propias expediciones con su ejército de Kerak y Montreal; también consiguió pilotos árabes para manejarlos, dado que el mar Rojo no era un mar fácil y era desconocido para los marineros francos. De la flota de cinco barcos, 2 de ellos bloqueaban la isla fortificada de Pharoa, en el golfo de Akaba, y los otros 3 siguieron navegando. Entre las presas, capturaron a 16 barcos mercantes, de los cuales algunos se adhirieron a la flota.

El sultán Saladino mandó a traer barcos de Egipto y entre el 28 de enero al 26 de febrero de 1183 le dieron caza a los “piratas de Reinaldo”. Primero destruyeron los barcos que bloqueaban la isla; el otro grupo de mercenarios, después de cinco días de persecución tierra adentro, fue ejecutado. Es bueno aclarar que cuando un enemigo se rinde, voluntariamente, según la ley musulmana, no se lo puede ejecutar.

Luego, en el invierno de 1186-1187, Reinaldo ataca la “famosa caravana”. Bernard Hamilton en el libro “The Leper King and hisheirs” establece, sencillamente, que es mentira que la hermana de Saladino haya estado en la caravana, las fuentes musulmanas dicen que estaba la madre y logró escapar.

Su bastión de Kerak soportó tres ataques infructuosos del sultán, de todos ellos se debió retirar sin conseguir nada.

Cuando Reinaldo de Chatillon cae en manos de un enemigo notoriamente más numeroso en Hattin; el notable y enérgico militar fue degollado. También fueron ejecutados todos los templarios y hospitalarios que cayeron prisioneros.

Como personalidad de Tierra Santa, fue una daga en el pecho de Saladino que le impidió notablemente ejecutar sus planes; un príncipe aventurero, no fue el más audaz ni el más notable, y siempre será recordado como el que se resistió victoriosamente a Saladino.



Back to Top