La Secta de los Asesinos

D
esde que surgió el maravilloso (y sumamente ateo) juego “Assassin’s Creed” (El Credo de los Asesinos) se renovó el interés por las cruzadas, los templarios y el esoterismo. Lo último hace honra a la famosa frase de Chesterton: “cuando el hombre no cree en Dios, cree en cualquier otra cosa” (como es el Fruto del Edén, supuestamente perseguido por el antagonista del videojuego: Roberto de Sablé, que, en honor a su título, al final del videojuego daba unos lindos y tremendos sablazos, más duro y sólido que el Muro de Berlín).

En este maravilloso videojuego uno puede asquearse con peleas, sablearse hasta el cansancio con los templarios, hospitalarios y teutones, cuyo líder, Sibrand, se carga toda la facha. El sencillo hecho de caminar por las calles de Acre, que sospechen que uno es un delincuentillo arrojador de cuchillos y la pasión por peleas épicas lo sumergen en la esfera de las cruzadas, un mundo inigualable.

Cuando uno escala por la iglesia de San Andrés puede escuchar el rezo de la misa en latín, lo cual siempre me recuerda a la amarga ironía en la que se ven sumergidos mis amigos agnósticos que, si bien reconocen una “entidad superior”, tanto como creer en el Dios de los Cristianos no les va. Uno se queda con una sonrisa ante la fofa respuesta; al menos uno se reconforta con Altair el batallador y escalador nada fofo, que ni en el juego se escapa a las misas en latín. No deja de ser un detalle soberbio aquello de “escuchar la misa” cuando uno trepa por aquella iglesia (en el videojuego aparece en el “Barrio de los Templarios”).

Dejando de lado la “super leyenda altairesca” que tantos momentos de dicha, felicidad y pasión nos trajo, uno pasa a la realidad.

 

El Origen

 

En el Islam hay ramificaciones; Cardini sentenció: “el Islam perdió la unidad desde la muerte de Mahoma”. Vamos a ver las ramas: Sunitas y chiitas. Dentro de los chiitas: estaban los ismaelitas; a su vez, dentro de los ismaelitas estaban los nizaríes. Bueno, la secta de los asesinos viene de los seguidores de Nizar, un líder político en Egipcio.

Es bastante complicado comprender las diferentes facetas del Islam, y por lo que he averiguado, el Islam actual se me hace parecido a las diversas iglesias que surgieron después del siglo XVI. Por lo cual, vamos a optar por la opción segura y nos vamos a limitar a explicar a la Secta de los Asesinos.

 

El panorama político y los elementos nizaríes

 

La colisión entre sunitas-chiitas era a nivel religioso y se reflejaba a nivel político; Egipto era chiita y Bagdad era el centro de los sunitas. Un elemento a favor de los sunitas fue la conversión de los turcos, que se convirtieron en sultanes al servicio del califa (líder religioso) de Bagdad y expulsaron a los chiitas de la zona de la Mesopotamia.

Entonces surge la respuesta chiita, y los nizaríes (que luego van a ser conocido como la Secta de los Asesinos) decide establecerse en territorios turcos para cortarles el camino hacia Siria-Mesopotamia; entonces se establecen en Alamut.

En sus inicios dependieron, en gran medida, de la audacia y capacidad de su líder, Hassan; era bastante “fanático” de su misión; un “fanatismo” equivalente a “intransigencia”. Su férrea disciplina le valió adherentes fervorosos y leales a la misión de contrarrestar la influencia sunita. Sabemos que sus hijos fueron ejecutados por ser infieles a la ley musulmana; uno de ellos por tomar vino; también expulsó a una persona que se atrevió a tocar música. Además, el autoritarismo chiita se sintió más fuerte en la secta radical que a su vez mezcló, en su cultura, muchos elementos, entre ellos la “reencarnación”. Al parecer, tanto los sunitas como los chiitas apuntaban a eliminar el racionalismo, especialmente a los filósofos griegos.

Eran sumamente inteligentes y sabían explotar las diferencias entre los líderes turcos para ganar territorio a costa de alianzas y arreglos por territorios estratégicos; solían aliarse con los cruzados para ir contra otros líderes militares (especialmente los turcos).

 

El asesinato

 

Al parecer es una técnica que heredan del mismo Mahoma, que exclamaba que “tal o cual enemigo inaccesible no merecía vivir” y gratificaba a los suyos si lo destruían. Sé que San Eduardo, rey de Inglaterra, en guerra con los galeses, intentó usar una vez ese método contra el líder enemigo que, a su vez, huyó; pero los ingleses atacaron tan fuertemente a los galeses, que los mismos galeses ejecutaron al líder cuando retornó por ser la causa de aquel desastre. Era sumamente infrecuente el “asesinato”, como método, en Occidente, y era bastante frecuente en Egipto.

Los asesinos tenían jerarquías, no estaban especialmente entrenados ni eran un grupo selecto sino que eran “hombres encargados” y se los denominaba “fidais”; el objetivo era cualquier persona que hablara o indispusiera a las personas contra ellos: visires, emires, escolares musulmanes. No tenían miedo a morir ni a suicidarse en el cumplimiento del objetivo ya que el cuerpo era usado para purificar el alma.

Innumerables líderes sunitas cayeron bajo el puñal de los asesinos; cruzados, más bien pocos y contados: Raimundo II de Trípoli (un asesinato muy sospechoso); Conrado de Montferrato, quien, al parecer, ofendió a los asesinos en un embargándoles propiedades sin darles satisfacción alguna; Felipe de Montfort (1270), señor de Tiro, este último asesinato fue durante la época de los mamelucos, cuando la Secta había perdido toda independencia política.

La manera que utilizaban para asesinar a sus objetivos era ganarse su confianza, podían llegar a estar meses o años al servicio de la persona-objetivo y no tenían ningún reparo en usar cualquier método o justificar cualquier acción en aras a cumplir su meta.

Esto es bien representado, la idea de autoridad, la ausencia del miedo a morir y demás en la visita del rey de Jerusalén, Enrique de Champaña, a los Asesinos; el Maestro de establecido en la fortaleza Al-Kahf, sucesor de Sinan, agitó el pañuelo y dos sectarios se arrojaron desde la torre más alta al vacío. En el videojuego, Assassin’s Creed aparece como el “salto de fe”; en la realidad, estos “Humptys Alexanders Dumtys” quedaban bien estrellados; como si no fuese suficiente presenciar aquello, le ofreció provocar el suicidio de media docena más. Enrique rechazó la propuesta, se estableció una amistosa y “no asesinosa” relación diplomática y, galantemente, el líder de los Asesinos, hombre cortés y educado como pocos, se ofreció a mandar a asesinar a quien le pidiese. Enrique debió quedar encantado.

El antecesor de aquel maestro fue el legendario Sinan. Temido, respetado. Le puso un alto a Saladino cuando los asedió, obligándolo a retirarse. Al parecer, durante el asedio, un “mameluco” no era más que un asesino y falló porque Saladino dormía con la armadura puesta, ¡inteligente resolución del sultán! En las noches siguientes, despertó y encontró unos bollos horneados tal como los preparaban los asesinos, los vio y seguramente dijo: “a estos tacaños les faltó dejarme el Saracen Herald para el desayuno”. La verdad es que el atrevimiento de los asesinos no podía ser mayor. Y, para rematarla, durante las noches tenía tremendas pesadillas, de modo que él mismo decidió “irse por las buenas”.

La capacidad que tenían para infiltrarse entre sus enemigos era mayor que “La Liga de las Sombras”. En verdad los asesinos no sirvieron para las batallas campales, carecían de número, experiencia y disciplina; pero eran los mejores infiltrándose, atravesando las redes enemigas, como si fuese necesario un tamiz extraordinariamente fino para separarlos.

La Secta tuvo diferentes Etapas dictadas por los señores de Alamut:

  • 1° Hassan-i Sabbah, de 1090-1124 d.C.
  • 2°Buzurg’ummid, 1124-1138 d.C., etapa de consolidación
  • 3° Muhammad ibn Buzurg’ummid, 1138-1162, estancamiento
  • 4° Hasan II, 1162-1166, abolición de la ley externa
  • 5° Muhammad II, 1166-1210, espiritualidad autónoma
  • 6° Hassan III, 1210-1221, alianza con el Califato
  • 7° Muhammad III, 1221-1255, aislamiento agresivo
  • 8° Khwurshah, 1255-1256, cae Alamut (queda en pie, como un espectro, la Secta establecida en Siria)

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